He aquí al pintor de brocha gorda mejor pagado del reino, Michellangelo Barceló; el que nos tima y se embolsa nueve millones de euros por pintar un techo de aquella manera, en no sé qué sede de Suiza; el que levantó la ceja cuando hubo que levantarla, en tiempo electoral, en España, y que ahora recibe el pago por el esfuerzo realizado -nosotros le pagamos-. (Entre el tic político y el click monetario, ring ring caja, ceja subida y dinero embolsado, Michellangelo Barceló.) El que recibe un dinero desviado de los fondos de ayuda al desarrollo, pues no están los tiempos sino para ayudarse a sí mismo; es la autoayuda para el desarrollo personal, la autorrealización, la sublime caradura.
El arte moderno no conoce fronteras, ni escrúpulos, ni arte, ni estrechez de bolsillo, ni ética básica, ni la madre que lo parió.
sábado, 15 de noviembre de 2008
Cúpulas Barceló
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domingo, 9 de noviembre de 2008
Como si fueran haikus, pero sin serlo:
Te acomodas, te arrodillas.
Te lo mereces. Bebes
la copa de los campeones.
De la espuma de una ola
sales desnuda, Afrodita.
Quita, que te cubro.
Voy, que mancho, digo.
Te quedas boquiabierta,
sin decir palabra.
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Persio
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