Huye del ojo que todo lo ve.
Así habló Tiresias,
el adivino hombremujer.
No te fíes de su vista unívoca.
El pastor de cabras,
para no ser menos,
tiene temperamento de cabrón.
Pero teme,
sobre todo,
su mano encallecida
de tantas piedras vanas lanzadas a Odiseo,
en su huida.
Evitaré su mano,
me digo.
Pero pienso,
¿por qué no evité pisarle el juanete?
2 comentarios:
Hubiera estado divertido!!! Abrazos.
ay que yo soy de esas, un besillo
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