Purio, no está mi pequeña villa azotada
ni por el austro, ni por el céfiro,
ni por el fiero cierzo invernal,
sino por una hipoteca de quince mil doscientos
sestercios.
¡Qué diferente condición atmosférica!
domingo, 14 de septiembre de 2008
Villa Catulo
Publicado por Persio a las 13:21
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5 comentarios:
Jajajaja! esta es buena! hipotecas en tiempos de Cátulo! no sólo compartimos el Derecho de los romanos... sino también sus lacras! ;-)
un abrazo!
Encantador poema, como casi todo lo que escribe Catulo. Y con un agudo sentido del humor. Besitos.
yo me quedo en el dibujo de mira dentro, que como no se lo que es una hipoteca, besitos
vaya, que cantidad será esa en denarios? Creo que deberías pedir ayuda a Craso.
si, antes el aire era mas calido... :-)
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