Entretejía una vez una guirnalda
y hallé a Amor entre las rosas.
Por las alas lo atrapé,
lo eché en mi vino
y con él me lo bebí.
Y ahora en mi cuerpo aquí por dentro
siento las cosquillas de sus alas.
¿Por qué me enseñas tantas leyes
y argumentaciones de retórica?
¿Qué se me da de tanta verborrea
sin beneficio alguno?
Más bien enséñame a beber
el licor suave de Dionisio,
más bien enséñame a jugar
con Afrodita la dorada.
Anacreonte
martes, 5 de febrero de 2008
Anacreónticas
Publicado por Persio a las 20:17
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7 comentarios:
no pidespocotuninaaaaaaaaa, pero vamos a ver...si te la has bebido, que quieres, un besito, ahora sin tonterías, es precioso
Es que la vida simplemente se vive... no se enseña...
Anacreonte...
qué bueno!
vino y amor...mejor aún...
cariños
mmm dionisio.. (aunque a mi me gusta mas llamarle Baco).. yo con ese no me juntaria mucho, sino,a lo que te has bebido seguro que le da un infarto...
besos
isobel: Hay cosas que es mejor guardarlas dentro.
abri lech: ¿y se aprende?
mo: recomponiendo las tablillas del tiempo-poema perdido.
metis: a mí me gustan las bacantes :)
Saludosss
Es precioso! ¿Te importa que lo ponga, citándote por supuesto, en un blog que tengo con unos amigos dedicado a los placeres de la mesa, vino incluido?
http://elsotanosociedadgastronomica.blogspot.com/
Un besote, gracias
Al contrario, encantado de la cita.
¡Larga vida a Anacreonte!
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