La autora de La canción de Dorotea pasó del premio Planeta a la dirección de la Biblioteca Nacional. Millones de por medio. Ahora, en el manejo presupuestario.Pero la Regás se hace un lío con los papeles y los dineros. Invita a conferenciantes desconocidos, les paga mil euros por charla, luego se van todos de cena al restaurante Nicolás (nosotros pagamos)... Ha rebasado el presupuesto anual, ha pedido un crédito extraordinario... La Regás se ha gastado 232 millones de pesetas en actos culturales a favor de la República; tiene tres secretarias; en dos años ha tenido cinco chóferes... Hala, una vueltecita, y a la calle. Ninguno le convencía. En cambio, las secretarías sí que le convencían. Y por triplicado.
Dorotea la bibliotecaria pretendía mandar a paseo la estatua de Menéndez Pelayo. Tampoco le gustaba. La Regás ignoraba un informe que advertía de la naturaleza precaria de la estatua; su piedra no soportaría la intemperie ni la contaminación del Paseo de Recoletos.
¿Soportaría la Regás el frío de la intemperie, trasladada a la calle en el sillón político, o mejor, levantada de él? Con su dirección de la Biblioteca Nacional, ¿la contaminación está por fuera, o por dentro? ¿Tiene riego, la Regás?
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