Del griego antípodos, con los pies opuestos. O sea, al otro lado de nuestros pies, del mundo que pisamos. Pie-Tierra-pie. Esa sería la secuencia. Si no fuera por la Tierra que hay en medio, sentiríamos las cosquillas neozelandesas o australianas, allá lejos, en el sur profundo; o también en las américas.
Los que viajan nos traen las noticias del otro lado del mundo; los viajeros cuentan el mitos -lo dicho o relatado- a los que se quedan en la estancia o morada, moné.
Cada cual sigue su suerte, moira, o porción asignada por el destino.
Persio
miércoles, 11 de julio de 2007
Publicado por Persio a las 8:56
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