viernes, 26 de octubre de 2007

El Cielo



Los muertos no tenían que estar muertos siempre, como antes, que era tan pesado. Sólo estaban muertos en el cementerio ocho horas al día y cuando terminaban sus ocho horas salían de su fosa y se iban a sus casas a leer los periódicos y a poner en el gramófono fandanguillos de Almería. Y mientras ellos estaban en sus casas, ocupaban sus puestos en las fosas otros muertos que tenían distinto turno, porque en los cementerios siempre tiene que haber muertos, ya que eso resulta bonito.

Miguel Mihura.- El cielo, 1932

4 comentarios:

Luis Amézaga dijo...

Prefiero el turno de día.

Qué has hecho con los comentarios? ;)

Anónimo dijo...

Están en www.elsatiricon.com

Franziska dijo...

Lo que hay que hacer para ganarse la vida. La cantidad de sandeces que habrá dicho este señor Mihura. Pero en sus tiempos no se podía hacer otra cosa con el humor y eso llegó a producir fenómenos bien curiosos como Jardiel Poncela que hacía pensar al mismo tiempo que hacía humor.

Anónimo dijo...

Perdona, Paquita, pero sandeces ninguna.
En los tiempos de Miguel Mihura se hacía mejor humor y mejor literatura de la que pueda hacerse ahora. Vamos, a años luz. Ni punto de comparación.
Eso del páramo cultural no es más que un mito.